“Cuaderno ideal” de Brenda Lozano

Editorial: Alfaguara

Año: 2015

Páginas: 226

Publicar en una gran editorial conlleva una atención de los medios muy superior a cuando se hace un sello más modesto. Ello genera ciertas expectativas, ya que las apuestas de los grandes grupos suelen estar muy medidas y no destacan por el riesgo excesivo. Un ejemplo de esto sería Alfaguara, uno de las editoriales más punteras a ambos lados del Atlántico, que suele apostar por autores y autoras consagradas. Es cierto que con la adquisición de Santillana, grupo matriz al que pertenecía, por parte de Penguin Random House algunas cosas han cambiado. Aun así no deja de sorprenderme la publicación de Cuaderno ideal de la mexicana Brenda Lozano (Ciudad de México, 1981). Se trata de la segunda obra de una joven autora que llega a España dentro de la colección «Mapa de las lenguas».

Cuaderno ideal cuenta la historia de una joven que consigna sus pensamientos y avatares diarios en un cuaderno, especialmente a raíz de la ausencia de Jonás, su pareja. La marcha del novio y el vacío que este deja se va a convertir en el elemento fundamental de la narración. La vida de la joven va a girar en torno a la incertidumbre sobre su paradero o sobre la posibilidad de que regrese. Paralelo a esto, vamos conociendo su día a día que se ve salpicado de salidas, paseos, citas con amigos, charlas causales y la búsqueda de unos cuadernos que a la protagonista le encanta y que dan nombre al libro. La búsqueda de esos cuadernos ideales y el regreso de Ernesto van a ser dos ideas muy repetidas a lo largo del libro. La joven ansia el retorno de la pareja de igual forma que busca unas libretas que hace mucho que se dejaron de fabricar. Mientras que los cuadernos los puede buscar e investigar y  hasta visitar diversas papelerías para encontrarlos, solo le queda esperar sentada, sumida en el desasosiego y la incertidumbre que su vuelva su pareja.

Brenda Lozano opta por una escritura fragmentaria, llena de pausas y pequeños párrafos en los que apunta una idea a la que se vuelve páginas más adelante. También hay oraciones que funcionan como sentencias, haikus o citas. Se retoman ideas, se apuntan detalles sin valor aparente y se juega con el concepto de que es un cuaderno y como tal, todo no tiene por qué ser trascendental.  La escritura es anecdótica, reiterativa, falsamente ligera. No hay temas cerrados en la obra y de un modo u otro, a todos ellos se vuelven a tratar en algún momento de la misma. A mí personalmente acabó por hartarme la reiteración y repetición, que son llevadas al extremo. En un intento por emular la cansada monotonía de lo cotidiano, la autora exagera y fuerza la obra. En demasiados momentos tuve la sensación de que estaba leyendo la misma idea, repetida de forma insistente. Me sentí saturado y perdía el interés que ya de por si era escaso. La obra es construida sobre una base débil y el punto de partida se va diluyendo hasta resultar impostado. La elección de un estilo liviano, forzosamente repetitivo  más cercano a la anotación que a la escritura elaborada me resultó poco creíble, por no decir escasamente literaria, a pesar de contar con algunas referencias interesantes. Hay momentos destacables, como la discusión de tráfico y lo que la protagonista apunta sobre ella, pero el tedio se impone irremediablemente. Un aburrimiento muy similar al que debió de sentir la joven protagonista esperando el regreso de Jonás.

Cuaderno ideal ha sido una decepcionante lectura. Para una vez que Alfaguara se arriesga, resulta que es con una obra que falla en demasiados momentos. Brenda Lozano confunde en demasiados momentos lo ligero y lo cotidiano con lo tedioso. No recomiendo la lectura pero no dejaré de seguir la trayectoria por si futuras obras corrigen esta primera impresión negativa.


Una respuesta a ““Cuaderno ideal” de Brenda Lozano

  1. Coincido completamente. Es muy vaga la narrativa, pareciera que una idea no tiene un hilo conductor. Oraciones y párrafos anecdóticos pero sin una crítica, sólo habla de Jonás, de su espera, de enanos, de su forma melancólica de espera y remite su experiencia con historias griegas más interesantes y ya como que no queriendo habla de los cuadernos ideal.
    Me hartó. Estuve a punto de dejarla, pero igual de manera masoquista continúe para terminarla. Me pareció la peor inversión en horas. Jamás se transformó la idea, no sé si quiso ser sarcástica con que la idea de un buen libro pudo ser ideal, pero la real no llegó, se perdió o, quizá esté esperando a alguien, el equivalente de Jonás en la historia, quizá talento es su espera intermitente.

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