“Desmonte” de Gabriela Massuh

Editorial: Adriana Hidalgo

Año: 2015

Páginas: 306

Con el paso de los años y acumulando lecturas he llegado a una conclusión bastante clara, hay autores y autoras que nos perdemos por el simple hecho de que no cuenta con el respaldo de una gran editorial detrás, y por grande me refiero a pertenencia a un sello respaldado por un grupo multinacional. Esta sensación se acrecienta con los escritores y escritoras venidos de Hispanoamérica, cuyo desembarco en territorio español se antoja muy complicado, aunque hayan logrado éxito comercial y crítico en sus países de origen. Aquí es donde entran las editoriales independientes que se arriesgan publicándolos. Esta es una idea sobre la que he insistido mucho en el blog, y libros como el de hoy me hacen ser todavía más insistente. Hablo de Desmonte, la sensacional novela de la argentina Gabriela Massuh (Tucuman, ) editada por Adriana Hidalgo. De este sello ya he hablado en otra ocasión, pero no está de más destacar su apuesta por la literatura de calidad con especial hincapié por la narrativa argentina en su imprescindible colección «la lengua».

Desmonte es la historia de Catalina, una periodista cultural a la que le encargan un artículo sobre literatura argentina reciente. Este encargo, que acepta a regañadientes, nos servirá para conocer el mundo de Catalina y sus particulares circunstancias personales. La periodista espera el regreso de su hijo Antonio. Paralelo a este relato, vamos conociendo el sufrimiento de las comunidades indígenas del norte de argentina. Esta historia se va narrando de forma intercalada con el relato de Catalina, el artículo que detesta pero tiene que hacer y la espera a la llegada de su hijo. Es aquí donde el relato se torna más vigoroso pues vamos conociendo las relaciones que mantiene con su padre, un próspero empresario, y con su hermano. Además gracias a la doble narración, se va desvelando el destino del viaje de Antonio y el contexto en que este se desarrolla. La trama se va dosificando sin decaer en ningún momento, con instantes sobrecogedores y llena de momentos de calidad literaria. La autora maneja los tiempos con acierto, dejando al lector con ganas de más y acercándolo a un final que no por previsible deja de ser menos contundente.

Massuh logra un gran libro por diversos motivos que voy a explicar. En primer lugar, hay que destacar la apuesta por un uso comedido de la palabra, puliendo un texto que está muy bien acabado. No hay una intención por sobrecargar el texto y la alternancia de diálogos y párrafos de carácter descriptivos es un acierto, ya que agiliza la lectura a la vez que sirve para desvelar la información. Este planteamiento, con una doble historia que acaba confluyendo y dándose sentido la una a la otra, es un aspecto muy favorable. Así mismo, la autora hace una encendida defensa de los pueblos indígenas que son vejados sistemáticamente por las grandes multinacionales, en este caso agrícola, pero podríamos encontrar cosas parecidas con la minería. Hay una clara denuncia, de cariz político, denunciándose la miopía de las administraciones y la falta de interés de la capital por todo aquello que salga de Buenos Aires. Es un relato fuerte y poderoso que no titubea a la hora de mostrar unas circunstancias desoladoras, donde la violencia y el chantaje son las únicas armas posibles. La impunidad se impone de forma alarmante, sembrando al lector en la indignación y la repulsa. Esta vertiente política de la obra no choca en absoluto con el relato de Catalina, que desorientada y perdida busca encontrar su lugar en el mundo. Massuh muestra un gran talento solapando ambas historias que dialogan entre sí, evitando la posibilidad de hacer dos novelas dentro del mismo libro. La separación temática de ambas tramas se ve subsanada gracias a los sutiles hilos argumentales que unen los destinos de los distintos personajes. Los estragos del capitalismo más voraz y salvaje pueden acabar teniendo su eco en la vida de una periodista cultural porteña.

Desmonte es un gran libro, una obra que engancha desde el comienzo al final. Que atrapa irremediablemente por la vertiente de denuncia política a la par que cautiva por el relato intimista de una madre que solo quiere ver de vuelta a su hijo. Conmovedora pero contundente, sin hacer concesiones, Gabriela Massuh entrega al lector un libro muy recomendable. Ahora me debato entre leer sus anteriores novelas o esperar a la próxima. Lo único seguro es que la voy a volver a leer.


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