“Las cosas que perdimos en el fuego” de Mariana Enriquez

Editorial: Anagrama

Año: 2016

Páginas: 197

Con relativa frecuencia los lectores nos topamos con libros que son promocionados hasta la extenuación y puestos en los altares como las obras fundamentales e indispensables de la temporada. La maquinaria de promoción funciona desde las redes sociales, pasando por las páginas de cultura de los diarios o los suplementos culturales. A nivel personal, esta avalancha me suele despertar más recelo que interés y procuro tomar distancia ya que el juicio como lector puede verse afectado por este ruido de fondo. El libro que hoy reseño, Las cosas que perdimos en el fuego de la argentina Mariana Enriquez (Buenos Aires, 1973) editada por Anagrama, ha sido uno de esos libros promocionados y alabados por muchos críticos y lectores. En esta ocasión no queda sino unirme a la mayoría, puesto que Las cosas que perdimos en el fuego es uno de los mejores libros de relatos que he leído en los últimos años. Un autentico prodigio.
Las cosas que perdimos en el fuego es un libro de cuentos que en su mayoría se pueden adscribir al género del terror. Esto es lo que puede parecer aparentemente porque detrás de esa etiqueta de “escritura de género”, que suele ser usada con cierta condescendía, encontramos unos relatos profundo y ricos que abordan realidades más complejas. Enriquez logra todo ello en unas pocas páginas, sin necesidad de mucho alarde estilístico sino más bien con una prosa directa, clara y concisa, y con unas cuantas pinceladas construye historias de gran fuerza. Personalmente me fascina la capacidad para dibujar escenarios con pocas descripciones, de forma magistral te inserta en la realidad del relato. Además se presenta una ciudad de Buenos Aires fantasmagórica, alejada de la postal, marcada por la pobreza y la desigualdad. En el libro hay mucho de crítica, la autora no escamotea descripciones sobre las pésimas condiciones de vida de muchos barrios porteños insertando comentarios y situaciones que desgarran al lector más que cualquier terrorífico giro en la trama. Basta recordar el primer relato “El chico sucio” o “Bajo el agua negra”. El horror que asoma en los relatos es cotidiano, cercano, con tintes realistas y un fuerte componente psicológico. La misoginia es un elemento presente en muchos de los cuentos de Enriquez. Los hombres del libro son agresivos y poco compresivos y representan a personajes que no tienen en cuenta a las mujeres que protagonizan los relatos. Esto se puede rastrear en la práctica totalidad de los relatos y constituye otro de los pilares sobre los que se asienta la colección de cuentos. Cada cuento es un paseo por una galería de los horrores donde se dan cita, de igual forma, la pobreza, nuestros más profundos temores internos o el machismo. Cada lectura deja extenuado al lector, sin aliento y sobrecogido. Sencillamente maravilloso.
Suelo decir que la mayoría de los buenos libros de cuentos son irregulares ya que cuesta mucho trabajo mantener el nivel en todos los cuentos, pero en este caso no es así. Las cosas que perdimos en el fuego es una colección de relatos casi perfecta, una muestra de talento indiscutible, sobrepasando cualquier etiqueta que se le quiera poner a la escritura de su autora. Mariana Enriquez tiene un sólida obra previa que espero se publique más pronto que tarde, ya que lo verdaderamente terrorífico es no poder leer más libros de esta magnífica escritora argentina.